22 feb 2009

FOTO 67 M. Taller de fotografía.



Desde el año 1993 estoy impartiendo clases de fotografía en los cursos organizados por el Servicio de Cultura del Ayuntamiento de Villava. A lo largo de este tiempo, han sido numerosos los alumnos que han ido conociendo los secretos de la fotografía y de la imagen, y algunos de ellos han querido continuar practicando esta disciplina .
La voluntad de continuar, una vez concluídos los cursos, hizo que me planteara la creación de un espacio que recogiera esa inquietud creativa que los alumnos manifestaban. Así, en el año 2000, con la colaboración de algunos de ellos, formalizamos oficialmente una asociación con el nombre de FOTO 67 M, Taller de Fotografía, para canalizar esas inquietudes en el campo fotográfico, tanto de los ex-alumnos como de otros aficionados no vinculados a las clases. En estos años, se han ido adquiriendo libros cada cierto tiempo, con el propósito de organizar una biblioteca de consulta fotográfica, se ha invitado a otros fotógrafos para mostrar y comentar su obra, podemos disponer de material informático para la realización de trabajos digitales, se ha creado una página web del grupo y se han realizado algunas exposiciones fotográficas con títulos como "Bardenas" o "Aquagrafías", y otras actividades para disfrute y práctica de la afición.
El Servicio de Cultura, a la vista de lo realizado, se animó a preparar una edición dentro de la Colección de temas villaveses, con trabajos expresamente creados que han dado cuerpo y han hecho realidad este libro.

Más información: http://www.foto67m.es/
http://www.fotosyfotografos.com

"ESTOS DIAS AZULES". Recital poético musical. Poemas de Antonio Machado.



El próximo 20 de marzo se proyecta poner de nuevo en escena (Civivox Navarrería) el recital de poemas de D. Antonio Machado, estrenado es el Espacio Escénico de Villava en septiembre del 2006 con motivo del 75 Aniversario de la proclamación de la II República Española.
Se trata del recitado, con acompañamiento musical, de una selección de poemas machadianos estructurados en cuatro apartados que giran sobre la idea del amor y del paisaje, tan presentes en la vida y la obra del poeta: "Retratos para un paisaje humano", "Poesía popular, poesía breve", "Leonor y Guiomar, paisajes del amor" y "Tiempo de guerra: los últimos paisajes".
Fernando Eugui, Adelaida Santesteban y yo mismo, como entonces, pondremos nuestra voz al servicio de la voz poética del maestro, del que hoy se cumplen 70 años de su muerte. Los músicos serán Laura y Eduardo Zudaire y la iluminación de José Mª Ballesta.



14 feb 2009

TAÑEDOR DE SOMBRAS (2)


Foto Paco Ocaña/08

7.

La noche es una víscera del alma
donde filtra la vida sus despojos.

La noche subyugante, que almacena
las horas selenitas del insomnio;
esa noche, impúdica y redonda
como útero donde tornar quisiera,
esa amarga miseria anquilosada
que los años gestaron impasibles.

Ya la muerte descubre su guadaña.
Rezuma de la noche un alarido
en clave de ambulancia en estampida.

El alma es una víscera del cuerpo
que la noche tritura mientras vive.



(De la serie Holgada penumbra.)

12 feb 2009

POSTAL DEL DIA


Foto Paco Ocaña/08
El Ulzama crecido, por la Trinidad.

9 feb 2009

LA MIRADA DEL CÍCLOPE


Foto Etienne Carjat

Un buen retrato me parece como una biografía dramatizada, o más bien como el drama natural que habita dentro de cada ser humano.
Charles Baudelaire.


"Inocencio X". Velázquez.


ESTE QUE OS MIRA SOY YO

“Troppo vero”, comentó el papa Inocencio X, según las crónicas, ante su retrato pintado por Velázquez. Astuto, enérgico, desconfiado, de mirada penetrante, son otras interpretaciones que han ido realizando los entendidos ante la expresión que logró captar el pintor del papa retratado. Y ante el realismo y la veracidad que se desprende de esa pintura, se va más lejos para lanzar otras valoraciones de más calado y profundidad como personalidad, carácter, estudio psicológico..., entre otras varias.
Esa traslación mimética de la realidad, esa reproducción del parecido en la pintura logrado por la mano del artista, se sacraliza y se eleva al altar de la gloria con la corona que define la obra maestra. Y no seré yo quien lo niegue ni lo discuta. Sin embargo, cuenta E.H. Gombrich en “La imagen y el ojo”, que uno de los más importantes retratistas actuales, le confesó que nunca sabía
lo que la gente quería decir cuando afirmaban que el pintor revelaba el carácter del modelo. Él no podía pintar un carácter, solo podía pintar rostros. Seguro que a quien se refiere no tiene nada que ver con Lucian Freud, que consigue que sus personajes parece que vayan a salirse del cuadro: “Pinto gente, no por lo que quisieran ser, sino por lo que son”.
Un buen retrato, podría deducirse, sería aquél que muestra lo que el rostro y el gesto ocultan detrás de la apariencia exterior, eso que el artista ha logrado arrancar a la resistencia de su modelo. Este viene a ser el argumento final resultante de esa pelea mantenida entre la intención de descubrir y revelar frente a la oposición a ser descubierto y mostrado. Y todo esto se dice admitiendo la veracidad de lo representado, y más si se trata de la autenticidad que manifiesta ese realismo que se atribuye a la fotografía.
Se habla también de máscara y de ficción, de mentira o impostura, del disfraz cotidiano y de la teatralidad de la representación social, de la apariencia que cada uno adopta y transmite con pretensiones de veracidad para que la cámara, o la mano magistral del artista, sean capaces de reproducir y dejar constancia de la propia apariencia. De la propia apariencia según la entendemos o nos interesa a nosotros. Lo apuntó en su día Diane Arbus: “El disfraz que usamos nos sirve de signo para que los demás piensen de nosotros de cierta manera, pero hay un punto entre lo que quieres que la gente sepa de ti y lo que no puedes impedir que sepa de tí...” Y sin ir muy lejos, Richard Avedon, amigo y colega de Diane, lo dejaba expresado más claramente aún: “Un retrato fotográfico es una imagen de alguien que sabe que está siendo fotografiado...”, para continuar diciendo: ”Todos actuamos. Es lo que hacemos para los demás todo el tiempo... es una forma de hablar de nosotros mismos con la esperanza de ser reconocidos como lo que nos gustaría ser.”
Quizás uno de los trabajos del fotógrafo, del retratista, es romper esa máscara que el retratado nos quiere imponer con su actuación para convencernos de que este que os mira soy yo, más que mostrar automáticamente el parecido, la identidad física del fotografiado que ya viene descrita con la propia imagen.
Existe también otra manera de interpretar el retrato, como es el caso de Thomas Ruff que fotografió a sus amigos y compañeros en los que había anulado cualquier expresión, toda emoción, con una rígida visión frontal y una apariencia neutra, casi clónica o seriada, como si hubieran sido creados todos en la misma hornada o pertenecieran a una misma sociedad que podría ser la del Perfecto Individuo Anónimo, Ajeno y Aburrido. O sea, la negación de la personalidad, la mirada como muro impenetrable que cuestiona, desde su mundo hermético e inexpresivo, tanto su identidad como nuestra propia actitud, tomando una posición de distancia con respecto a quien mira, como si estuviera pensando este que os mira soy yo.
Y otra ficción en el retrato: la máscara de la máscara, la personalidad recreada y ficticia que oculta la propia identidad para crear otra nueva histriónica y falsaria, el gran teatro del mundo en la esencia única e individualizada del actor. La cara visible de la cara oculta. Llegados aquí no puedo evitar el pensamiento certero de Susan Sontag sobre el significado múltiple de la fotografía: “Esa es la superficie. Ahora piensen –o mejor sientan, intuyan- qué hay más allá, cómo debe ser la realidad si ésta es su apariencia”.

Paco Ocaña
Noviembre, 2006.




Nuria, (de "Melocotón en almíbar".) Zarrapastra.



Toda Aznárez, (de "Pájaros augures para la reina Toda".)
Zarrapastra.


(Revista "Contraluz", nº 17.- A.F.C.N. Agrupacion Fotográfica y Cinematográfica de Navarra.)

SONÍOS NEGROS. ("Imagen del cante jondo").


ALBOREÁ



PETENERA


En mitá del olivar

En mitá del olivar,
al cielo le daba gritos
y el cielo sin contestá
.
Antonio Machado y Alvarez,
“Demófilo”

Desde sus neblinosos y confusos orígenes, dentro del magma cultural y social que durante siglos compartieron las diferentes civilizaciones, etnias, religiones y demás grupos humanos que cohabitaron en la península ibérica, el flamenco ha ido bebiendo de todas esas fuentes para ser un arte nacido con vocación universal, que se da a conocer oficialmente en España a mediados del siglo XIX, casi al mismo tiempo que la fotografía.
Se trata de un arte colectivo que se expresa en primera persona y se encuentra a medio camino entre el folklore y la música culta, entre la conservación de viejas esencias y la creación de nuevas formas, entre el anonimato de quienes mantuvieron el flamenco dentro de lo cotidiano de sus vidas y la originalidad creativa de figuras geniales que lo han proyectado al mundo y al futuro. Es un arte en el que, a diferencia de otros, el artista, anónimo o no, grita al cielo su soledad frente a la pena, y espanta sus males cantando o llora sus alegrías a través de un quejío consolador.
En el cante jondo es conmovedora la voz de muchos cantaores, bailaores, músicos y artistas que, sin hacer nuevas creaciones, se ha identificado y reconocido en los cantes, las letras, la forma de bailar de quienes les precedieron, perpetuando así un arte añejo que se ha ido destilando y purificando con el paso del tiempo.
Pero, puesto que el cante jondo no surgió de la nada, no debemos olvidar a aquellas otras personas anónimas que tuvieron la capacidad creadora y la humildad de ofrecer a ese ente sin rostro, el pueblo, la cristalización de sus sentimientos en forma de octosílabos cantados por soleá o de una quintilla escrita para un fandango.
Esas antiguas letras que todavía hoy se siguen cantando son como viejos retratos interpretados en música y verso. Transmitidas por la tradición oral o detenidas en el tiempo, igual que muchas de las coplas y cantares recopilados por “Demófilo”, padre de los poetas Manuel y Antonio Machado, esas melodías y versos son imágenes del sentir de una sociedad, de un pueblo que llora y canta con palabras sencillas y armonías sobrias en acordes, legándonos tanto una literatura de cruda sinceridad que vibra con la belleza de lo que no necesita adornos, como una música que, a pesar de su complejidad rítmica y riqueza formal, contiene siempre el eco del grito, ese ¡ay! telúrico y humano que estremece al que lo escucha, sin atender a su lugar de nacimiento o a la cultura de donde proceda. Miles Davis, Gil Evans o nuestro más cercano Pedro Iturralde lo han comprendido y experimentado a través del jazz..
Las fotografías que componen y se reúnen en estos “Soníos negros” de papel no sólo han registrado las luces y las sombras de este arte. Paco Ocaña, como un cantaor enduendado, nos habla de sí mismo y sus querencias con el lenguaje que conoce, el de la luz y la sombra, a través de otras miradas y expresiones recogidas en unos retratos singulares, actuales y nuevos, pero que parecen venir desde otros tiempos. Agazapado en la penumbra o a cara descubierta, tras la cámara, atrapa la luz de una música y un sonido en el momento mágico de producirse, o nos muestra el sentir de unos rostros que personifican esos cantes iluminándonos durante un instante y esas imágenes nos descubren aspectos ocultos de nuestra propia sensibilidad . Entonces, en ese instante en el que el fotógrafo y nosotros, por una imagen, nos vemos envueltos en la misma luz y la misma música, puede aparecer el duende subiendo “desde las plantas de los pies”, según Federico García Lorca, y producirse la catarsis, esto es, la purificación y liberación de unos sentimientos, como ya otros tuvieron antes y que nos invita a participar en un estado de unión con aquellos que nos precedieron y esos otros que vendrán.
Y, mientras tratamos de reponernos de esa luz que a todos atraviesa como el hilo a las cuentas de un collar, el duende abandona la moderna cámara oscura y desaparece, entre sombras y ecos, para dejarnos solos, y como sentenció “Demófilo”, en mitá del olivar.

Ekhi Ocaña
Profesor superior de música
Junio, 2006




TARANTA

DEBLA

(Revista "Contraluz", nº 17.- A.F.C.N. Agrupación Fotográfica y Cinematográfica de Navarra.)

http://www.fotosyfotografos.com

7 feb 2009

POSTAL DEL DIA

Hoy la nieve ha venido
y pocos saben como ha sido.


2 feb 2009

"DONDE HABITE EL OLVIDO", recital poético-musical. Poemas de Luis Cernuda.




Por el grupo Zarrapastra intervienen Teo Cunchillos, Javier Pagola, Carmen Nadal, Adelaida Santesteban y Nieves Oteiza. Los músicos son Edurne Aizpún, Urko y Ekhi Ocaña. La iluminación corre a cargo de José Mª Ballesta. La selección de poemas, su adaptación teatral, escenografía y dirección son de Paco Ocaña.
Espacio Escénico de Villava, septiembre de 2008




A partir de los textos poéticos adquiere gran relevancia la música, de la que se muestran dos intervenciones. Con una personal improvisacion a la flauta sobre el tema "Blue in green" de Miles Davis, Ekhi introduce el poema que da título al recital. Urko interviene con la guitarra en una improvisación libre y desgarrada, acorde con la elegía "A un poeta muerto", un extenso poema que Luis Cernuda dedicó a Federico García Lorca y del que se ofrece un breve fragmento.