17 jun 2009

DUAL MURAL. 1985-1986.-



Con motivo de “Los muros transparentes”, reciente trabajo dedicado a las pintadas callejeras, graffiti o street art, me he puesto a revisar textos y fotos de hace más de veinte años, cuando tuve mi primer encuentro con las pintadas con las que se compuso "Dual mural" y compruebo que, con la variante inevitable de las nuevas tecnologías que provocan una nueva y mas compleja estetica, sigo manteniendo en la actualidad muy parecidos criterios a los que me motivaron en aquel comienzo. He aqui una breve muestra de aquello.


DUAL MURAL


Parece que ante la infinita y abrumadora información visual que nos machaca día a día el ojo y el cerebro, ante esa variedad de llamadas y seducciones que nos sorben los sesos, parece, digo, que no queda más salida que la rendición incondicional. Recibimos la agresión con peligrosa indiferencia y cierto escepticismo triunfal, con una dudosa seguridad que nos hace bajar la guardia.

Pero si aún nos queda una ínfima gota de consciencia, un punto vivo de rebeldía, cabe la posibilidad de realizar una casi gloriosa huída hacia delante; y si todavía es posible, intentar diseñar tu propia estrategia, la cual no puede ser otra que responder con tus propias imágenes en esa guerra sin cuartel posiblemente perdida.

Quizás los escritores de graffiti del metro neoyorkino, o esos artistas militantes de la guerrilla urbana que bombardean paredes, pintan en muros estériles y tapias suburbanas en las potentes metrópolis, conozcan más a fondo estos argumentos por los avatares de sus propias refriegas.
En suma, es la necesidad de contar tu propia historia. Por afirmación o como respuesta, pero gritarla, si es preciso, hasta que quede grabada una mínima y preciosa huella por efímera que resulte, en el soporte que se tenga a mano.
Los pintores rupestres, los tótem religiosos y las vasijas griegas, posiblemente no estén tan lejos en el tiempo porque, poco significa el tiempo en lo que llaman Historia del Arte cuando, a la larga, todo el mundo reposa su sueño eterno en el osario común de los museos. Incluso la Fotografía. Aunque haya nacido hace dos días o dos siglos, que da lo mismo.
También el fotógrafo es agredido y agresor, al mismo tiempo. Es joven pero se ha adiestrado pronto. Recibe las imágenes y las devuelve transformadas, filtradas por su propia experiencia personal dando una respuesta que no puede y, quizás, tampoco debe callarse.


Paco Ocaña
Enero, 1987.


(Revista Nueva Imagen, nº 2.- Enero-febrero-marzo 1987.-
Editada por Fotogaleria Nueva Imagen.)