5 ago 2009

LUCES DE UNA NOCHE DE VERANO



Presiento la liturgia del entorno.
Sorbo ávido el mágico silencio,
la honda soledad que me circunda
desde esta atalaya, donde el viento
orquesta sus silbantes pentagramas.




Esta noche es, como el signo cero,
estúpida, perfecta y tan redonda
que reserva un lugar a la tristeza.



La noche subyugante, que almacena
las horas selenitas del insomnio;
esa noche, impúdica y redonda
como útero donde tornar quisiera,
esa amarga miseria anquilosada
que los años gestaron impasibles.


La noche es una víscera del alma
donde filtra la vida sus despojos.




De los pálidos vientos de la luna
emergen enigmáticos deseos,
vitriólicos influjos vomitados
contra el vasto dominio de la noche.

Textos: "Holgada penumbra", ( de TAÑEDOR DE SOMBRAS)

Fotos: Paco Ocaña, Agosto 2009.

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