Foto Paco Ocaña /08
Contempló con ternura la corriente, su transparencia verde, las líneas cristalinas de su misterioso dibujo. Vio surgir perlas brillantes desde el fondo y flotar quietas burbujas en la superficie, que reflejaba el azul del cielo. Con miles de ojos lo miraba a su vez el río: verdes, blancos, cristalinos, celestes. ¡Con qué fascinación y gratitud amó aquella agua!
* * *
Vasudeva no era amigo de palabras, raras veces lograba hacerlo hablar. Un día le preguntó:
- ¿También a ti te enseñó el río aquél secreto: que el tiempo no existe?
Una clara sonrisa iluminó el rostro de Vasudeva.
- Sí, Siddhartha. Te estarás refiriendo sin duda a lo siguiente: que el río está a la vez en todas partes, en su origen y en su desembocadura, en la cascada, alrededor de la barca, en los rápidos, en el mar, en la montaña, en todas partes simultáneamente, y que para él no existe más que el presente, sin la menor sombra de pasado o de futuro.
("Siddhartha". Hermann Hesse.)
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